Medianoche. Un motel barato al costado de la ruta. Llueve. La lluvia cae en mi lentamente y en lo único que pienso es en él. Me mira, lo sigo caminando rápido hasta la entrada del Motel. Llegamos a la habitación, apenas entro me toma entre sus brazos y me besa con la calentura acumulada del viaje en auto de dos horas que hicimos para escaparnos de su esposa y de mi marido.
Estamos empapados, la luz tenue ilumina la habitación con un toque de burlesque y me preparo para lo que va a pasar.
Me agarra y me da contra la pared de un tirón, levanta mi pierna y me desviste suavemente como en un ritual en el que se toma todo el tiempo necesario para ver como mis ropas caen lentamente al piso, develando mi desnudez.
Intento desvestirlo pero no me deja, me detiene porque quiere observar mi torso desnudo, mis pechos turgentes y voluptuosos, yo me dejo y miro como lentamente baja y me lame el cuerpo. primero el cuello, luego mis tetas listas para la acción, erectas esperando que me las coma de una vez, el se acerca cada vez más y toma una entre sus manos mientras me chupa, besa y lame mi otra lola, no puedo más del éxtasis que siento.
Me baja la pollera un poco y me saca la ropa interior, me toca la concha lentamente para que me caliente lo suficiente para comenzar. Me deja sacarle su ropa y terminamos desnudos contra la pared.
Estoy tan mojada que no resisto la tentación de que me penetre con su miembro tan grande y poderoso que me dan ganas de tenerlo para siempre adentro mio. Llega el momento y me penetra suavemente por unos minutos y luego me cabalga sin parar arañando mi espalda de placer, yo lo sigo y me prendo de su cuello, tiro su pelo y lo beso largamente.
Me pone de costado y seguimos cabalgando sin parar! Un orgasmo, dos, tres, sin parar. El me dice te gusta perra? y le respondo que me encanta.
Ahora soy yo la que me monto encima de él y se enloquece con la vista, mi cintura de abispa lo desconcentra y mis lolas rebotando sin parar hacen que pierda la razón, seguimos un rato así.
Se sienta en la esquina de la cama y me monto encima de el, es la cabalgata mas hermosa que alguna vez viví.
Me da vuelta, besa mi espalda mientras toca mi conchi y mis lolas, yo me mojo cada vez más, no lo puedo evitar, lo que él me calienta no me calienta nadie!
Terminó y yo sigo sudando de placer y de ganas.
Vamos para el baño y seguimos besándonos como si fueramos dos chiquillos enamorados, me enjabona la espalda, yo le lavo su pija y después del baño lo dejo descansar unos minutos para volver a empezar, pero esa es otra historia que otro día les contaré.