19 mar 2011

Encuentros inesperados

Lo conocí en el ómnibus, casi siempre me miraba pero yo no le presté mucha atención, no era mi tipo. Un día, no me pregunten por qué lo empecé a mirar y me di cuenta que era bastante lindo y se vestía bien ( eso para mi es super importante, si vas mal vestido ni te miro). Entonces decidí hacer algo, yo sabía que él se bajaba en la penúltima parada entonces decidí quedarme hasta que el se bajara para decirle algo y así lo hice.



Eramos dos en el bus nada mas y llegó el momento de bajarnos y no sabía que decirle, entonces como me puse nerviosa, decidí que le iba a pedir fuego para romerp el hielo y despues le tocaba a él.

Así lo hice y terminamos conversando bajo el techito de la parada porque lloviznaba un poco, me dijo si quería ir de noche a cenar con él para conocernos más y a mi me pareció bastante apresurado y le dije que en vez de eso fueramos a dar una vuelta.



Al rato nos encontramos en la esquina de un boliche y fuimos a comprar algo para tomar y en cuanto nos pusimos a conversar nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común, como por ejemplo el buen gusto por el cine y la música.


Nos sentamos en un parque a conversar y a tomar algo y me confesó que hacía tiempo que me venía mirando pero que no se animaba a decirme nada porque yo lo ignoraba completamente, nos reímos y en un momento justo me dió un beso muy dulce pero también muy apasionado.



Esa noche no pasó nada más. nos volvimos a ver al otro día, pero esta vez en su casa. Era bastante ordenada y limpia para un hombre que vive solo. Me invitó a fumar un faso mientras escuchábamos música tranqui.

Despúes de una hora más o menos nos empezamos a besar y nos fuimos a su cuarto. Me tiró en la cama con suavidad y me empezó a besar el cuello y la clávicula con mucho esmero, tanto, que me hizo acabar con solo hacer eso. 



Me desnudo con prisa y sin calma y yo hice lo mismo, la urgencia de desvestirnos era muy grande, nuestros cuerpos vibraban con cada movimiento y tenerlo adentro era lo único que quería en ese momento. Me penetró con muchas ganas y ansias y no paramos por una hora y media, nuestros cuerpos se fundían en placer y deseo y nuestras bocas se movían al unísono calentándonos más y más.

Me daba vueltas, yo giraba en el aire como una trapecista y el me manejaba a su antojo como una marioneta, yo me dejaba porque me encanta que me dominen de vez en cuando y a él le encantaba mirar mi cara orgásmica mientras tanto.



Terminamos, nos fumamos el último faso yu me fui a  dormir a casa, para al día siguiente ir a trabajar en la oficina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario